Es curioso que este blog nació en el 2009 ha raíz de una molestia al visitar un concierto en un lugar muy famoso de Santo Domingo, y luego de años sin escribir algo de mi vida social, vuelvo a mi desenfrenado teclado a dar mi humilde opinión sobre un tema que va ganando de parqueo en parqueo su espacio en varias ciudades de República Dominicana, me refiero a los parques de
FoodTrucks.
Mi país no es ajeno a los camiones de comida o Food Trucks, en inglés, pues desde hace varios años ya brindaban una solución económica de alimentos, que en su mayoría comida rápida, que combaten con el alto costo de la vida en RD. Bien es cierto que muchos de esos alimentos no cumplen el más mínimo cuidado de higiene, aunque otros brillan por cumplir normas de DIGENOR, ISO, etc. Ya es problema de las autoridades y de los mismos ciudadanos darse cuenta e investigar sobre los alimentos que se consumen en mi media isla, pues la idea no es esa.
En la tarde del sábado pasado estuve hablando con mi hermano Bladimir con relación a un negocio que formaba parte de un parque de Foodtrucks en Santo Domingo, que ahora no viene al caso, la idea es que en el perfil de
Instagram de dicho parque, tiene en un su información de perfil lo siguiente " Te brindamos una experiencia culinaria con esmero, eliminando los componentes de costos abusivos desde su concepción". El tema estaba muy interesante, pues entramos en debate acerca de los mencionados ahorros que dichos sitios tenían y al final quedó una parte del tema sin concluir:
¿Dichos ahorros se transmiten al consumidor final, el cliente?, pues pienso que mi respuesta es NO, y aclaro según escribo.